Cinco pautas para manejar el deseo de venganza

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A continuación vamos a ver cinco pautas para aprender a manejar nuestro deseo de venganza, nuestro enfado y odio.

Imaginemos ejemplos que nos ayuden a visualizar cómo nuestra emoción va a perder fuerza. Por ejemplo, vamos a bajar la escalera de la ira, somos un globo que está a punto de reventar y vamos a reducir la tensión, o somos un volcán con una actividad frenética,a punto de expulsar el magma.

Escoge la imagen que prefieras y adaptala a estas pautas, de tal manera, que aquella imagen que hayamos elegido nos transmita, a cada paso, más tranquilidad:

 Paso 1. Respira profundamente. Ya hemos hablado de cómo relajarnos. Hincha tu tripa, respira, centra tu atención y para tu mente por un momento. Ayudante de una imagen. Visualiza un stop, un BASTA!, haz un gesto que te ayude a reforzar tu intención de deshinchar tu emoción. Date el tiempo que necesites para tranquilizarte y valorar las consecuencias de la venganza.

Ahora, estando más tranquilo/a, valora a medio y largo plazo que te puede aportar.

Paso 2. Preguntate, ¿Merece la pena?, ¿Pensarlo, planificarlo,sentirte como lo estás haciendo..?.Recuerda cómo nos influyen los pensamientos negativos, a nivel anímico y físico. Valora si quieres mantenerte en ese malestar.

 Paso 3. Planteate muy seriamente, ¿Qué eliges, justicia o felicidad?. ¿La vida es justa?

Paso 4. Empatiza con la persona de la que quieres vengarte. Esta persona, ¿Es su objetivo dañarte de forma intencionada o cree que se está protegiendo?¿ Ha habido algún malentendido desafortunado?.

Paso 5. Desahógate de forma constructiva. Saca tu ira sin dañarte. Seca tu ira.

Recuerda, perdonar no es olvidar. Es sacar todo aquello que te hace daño, es crecer, es pasar página.

3 comentarios sobre «Cinco pautas para manejar el deseo de venganza»

  1. Hola jana . no se como agradecerte todo lo que nos escribes. Me vienen muy bien tus consejos. Eres una psicóloga genial y me ayudas mucho con tus asesoría psicológica. Muchas gracias.

  2. Muchas gracias. Llevaba un tiempo que había entrado en un bucle absurdo de tendencia vengativa. Tal vez no por la injusticia sufrida, sino por no recibir el apoyo que esperaba de las personas más cercanas que se posicionaron en mi contra. Esta decepción me hizo una persona reactiva. Y la decepción me generó tal frustración que alimentó mi ansia de venganza. Me he dado cuenta, que esos sentimientos negativos me hacen daño a mi. A veces es mejor perdonar sin esperar arrepentimiento. Aunque por otro lado, la decepción seguirá ahí, dentro de mi, sólo con el consuelo de amistades que comprenden mi decepción. Pero no es mi deseo alimentar ese lado oscuro. Así que encenderé la llama de la esperanza, pues siempre hay buenas personas.

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