¿Cómo te sientes cuando te hacen una crítica? ¿Es una situación incómoda para ti o sueles manejarla de forma positiva?
Recibir críticas no es un plato de buen gusto para muchas personas y además suele ser una situación a la que nos vemos expuestos con relativa frecuencia.
Si es tu caso, si las críticas te generan un malestar significativo, te propongo que recuerdes y analices la última crítica que recibiste…
¿Qué fue lo que te hizo sentir mal?
¿El tono, el contenido, que te llamaran la atención por una equivocación…?
¿Cómo te hizo sentir? ¿Rabioso, triste, empequeñecido quizás?
Bien. Para empezar, para poder manejar nuestro malestar en futuras interacciones similares, es importante escucharnos y conocer qué es lo nos hace reaccionar de esa crítica.
El trabajo que tendremos que hacer será diferente si por ejemplo, una crítica me hace sentir mal porque siento que no puedo fallar o si estoy valorando la crítica como una realidad incontestable en lugar de una opinión.
Esto último es importante tenerlo presente. Toda crítica es una opinión, (no una realidad que nos defina), que nos expresan con la intención de generar en nosotros un cambio. Por lo que si son constructivas, y ciertas, pueden ser una oportunidad de escucha y mejora, para poner en práctica nuestras habilidades sociales en dicha interacción y para conocer mejor a la persona que las realiza.
A continuación vamos a ver unas pautas para manejar las críticas, usando como ejemplo una crítica que en contenido sea cierta, pero la forma de expresarla sea incorrecta.
Tendremos en cuenta que para realizar un correcto manejo de la situación, y poder dar una respuesta asertiva, analizaremos tanto los componentes verbales como los no verbales.
Para ello:
1. Escucharemos hasta que la persona termine, poniendo atención en saber cual es la queja. Si aguantamos todo su discurso, escuchando y respetando su reacción emocional, es probable que el propio interlocutor se dé cuenta de lo inadecuado de su tono y lo corrija. Incluso es probable que recibamos una disculpa.
2. Si quieren que entremos en la discusión, «Que entremos al trapo», desviaremos la atención, ofreciéndole la oportunidad de sentarnos y de tener una conversación en la que se explique tranquilamente.
3. Si hay silencios, podemos aprovecharlos para aclarar dudas sobre el contenido de la crítica.
4. En la interacción será importante evitar comentarios directos o con doble sentido, negar rotundamente con la cabeza (indica al interlocutor que no estamos escuchando su mensaje), dar órdenes como respuesta («Lo que deberías hacer es…») o preguntar provocativamente.
Una vez que hayamos escuchado, y tengamos la información, será el turno de responder.
Para empezar, nos ayudará mucho decir el nombre de la persona con la que estamos hablando. Esto servirá para captar su atención y dirigirnos a ella de una forma correcta.
Si como es el caso, la crítica es cierta, aceptaremos el contenido, expresándolo:
» Tienes razón, siento haber…»
Empatizando con la otra persona desde el punto de vista lógico o desde las emociones:
«Entiendo que para ti…» «Entiendo que te sientas mal por..»
En todo momento evitaremos el uso de un tono irónico, o decir a la persona lo que tendría que hacer.
El uso de estas simples pautas ayudarán a gestionar mucho mejor las críticas, ya que nos situarán en la escucha, en la oportunidad de mejora, más que en una actitud defensiva o autocrítica negativa.
Ayudándonos, como comentaba anteriormente, a conocer que aspectos son los que nos hacen reaccionar y con qué asociamos el malestar emocional que nos generan estas situaciones.