Cinco pautas para manejar el deseo de venganza

 

A continuación vamos a ver cinco pautas para aprender a manejar nuestro deseo de venganza, nuestro enfado y odio.

Imaginemos ejemplos que nos ayuden a visualizar cómo nuestra emoción va a perder fuerza. Por ejemplo, vamos a bajar la escalera de la ira, somos un globo que está a punto de reventar y vamos a reducir la tensión, o somos un volcán con una actividad frenética,a punto de expulsar el magma. Seguir leyendo «Cinco pautas para manejar el deseo de venganza»

¿Cuáles son los beneficios de llorar?

Llorar es la forma en la que expresamos nuestras emociones, no sólo de tristeza, también de rabia, impotencia, alegría, dolor físico.

Llorar, las lágrimas, son una especie de prueba fiable que le da información al otro sobre la veracidad de nuestras emociones. Podemos decir que son un indicador de sinceridad, que además, nos ayuda a conectar emocionalmente con el otro, a empatizar.

Sin embargo, social y culturalmente, hemos asociado el llanto a connotaciones negativas, afectando a nuestra libre expresión, condicionándolo al contexto en el que nos encontremos, las personas que nos rodeen, valorando la adecuación y permitiendo o no su expresión. Seguir leyendo «¿Cuáles son los beneficios de llorar?»

La importancia de la expresión emocional

Con todo respeto

Si no lloramos…nos inundamos

La expresión emocional es fundamental para el procesamiento de las experiencias, y para nuestro bienestar. Especialmente entendido en el contexto de las emociones «negativas», no expresar nuestras emociones, contenerlas, supone no dejar fluir aquello que nos incomoda, nos genera dolor. Contenemos y almacenamos.

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Hambre emocional

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Como vimos en el artículo de ansiedad, ésta se puede manifestar a nivel físico, emocional y conductual. A nivel físico, con frecuencia, suele afectar al estómago y por lo tanto es normal que afecte al apetito, tanto por exceso  como por defecto.

En las situaciones en las que comamos, y el motor de ese comportamiento, sea la ansiedad, es posible que nos veamos comiendo de forma impulsiva, sin control, sin saborear la comida (generalmente rica en hidratos de carbono), sin establecer un orden pautado a la hora de ingerir los alimentos y lo más importante, sin hambre.

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