Hay momentos en los que las preocupaciones y los pensamientos negativos nos inundan, nos distraen de los aspectos positivos, y de la propia vida. Podemos estar preocupados puntualmente, o podemos tener una tendencia a estar en continua evaluación, analizando, anticipando, reflexionando.
Sabemos que preocuparnos no nos vale de nada. Si no sucede aquello que tememos, el malestar habrá sido en vano. Si finalmente ocurre lo temido, ese tiempo invertido en prepararnos, no nos será útil tampoco. Sentiremos igual una pérdida, un despido, una ruptura de pareja, o un accidente de trafico. Haber pensando antes en ello, no reducirá la intensidad de nuestra respuesta emocional Seguir leyendo «Pienso demasiado»