Llorar es la forma en la que expresamos nuestras emociones, no sólo de tristeza, también de rabia, impotencia, alegría, dolor físico.
Llorar, las lágrimas, son una especie de prueba fiable que le da información al otro sobre la veracidad de nuestras emociones. Podemos decir que son un indicador de sinceridad, que además, nos ayuda a conectar emocionalmente con el otro, a empatizar.
Sin embargo, social y culturalmente, hemos asociado el llanto a connotaciones negativas, afectando a nuestra libre expresión, condicionándolo al contexto en el que nos encontremos, las personas que nos rodeen, valorando la adecuación y permitiendo o no su expresión.
Regulamos la expresión en los contextos sociales pero incluso, en un entorno de intimidad, a veces, nos negamos el llanto, contenemos. Tenemos creencias sobre lo que supone llorar y lo asociamos a características personales de debilidad, fragilidad, cobardía.
Sin embargo, lejos de esta etiquetación, llorar es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo que se activa para ayudarnos a hacer frente un suceso, una experiencia que altera nuestro estado de ánimo. Llorar es una forma de procesar esa emoción, de no querer quedarnos anclados en ese dolor, en esa angustia, ayudándonos ademas, a conocer cuales son nuestras limitaciones, miedos, emociones y reacciones.
Conozcamos concretamente en que nos puede ayudar llorar
- Esta expresión nos ayuda a tranquilizarnos, debido a su efecto calmante. Ejerce control sobre la respiración, regulándola para que sea más pausada, relajándonos.
- Liberamos tensiones acumuladas en situaciones de estrés, ansiedad, depresión…
- Nos ayuda a liberar la rabia que podamos tener contenida.
- Permite reducir las somatizaciones que vivimos cuando estamos conteniendo las ganas de llorar.
- Favorece la comunicación con los demás, dando lugar a situaciones en las que se practique la empatía.
- Fortalece los vínculos relacionales con las personas significativas de nuestro entorno.
- Elimina toxinas acumuladas en el organismo.
- Se relaciona la liberación emocional mediante el llanto con una reducción en la probabilidad del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
- La represión del llanto produce una tensión intestinal que puede favorecer la aparición de ulceras y colitis. Expresando nuestra emoción estaríamos evitando estos malestares.
- Llorar facilita la expresión emocional y por tanto el desahogo y la reducción de la opresión interna.
- Las lágrimas ayudan a limpiar e hidratar el ojo, liberando hormonas de bienestar.
Podemos preguntarnos, ¿Llorar siempre es bueno?. Valorando la repercusión social, si al expresarnos con llanto recibimos apoyo, nos sentiremos contenidos, escuchados, comprendidos, probablemente nos sintamos «bien».
Si por el contrario, al llorar, no recibimos aceptación y consuelo por parte de los demás, pueden aparecer sentimientos de vergüenza e inadecuación que revertirán los efectos positivos de esta expresión.
Ahora que conoces los efectos positivos de llorar, te propongo:
– Párate un minuto, y piensa cómo reaccionas cuando sientes que necesitas llorar –
La próxima vez que te emociones, que quieras llorar, pregúntate ¿Qué necesito?. Atender tus necesidades emocionales en el momento o en el espacio adecuado para ti, será de gran ayuda para manejar tu bienestar emocional.
Referencias:
- Emociones Expresadas, emociones superadas. Ciara Molina
- Una mochila para el universo. Elsa Punset.