A lo largo de la historia el concepto y las condiciones de la unión en pareja ha ido evolucionando. Actualmente, al menos en la sociedad occidental, la única condición necesaria para tener pareja, es querer estar con otra persona.
Tendremos que tener presente además, que no es suficiente con haber establecido nuestro vínculo. Si queremos lograr estabilidad en nuestras relaciones de pareja, es necesario cuidar nuestra relación, de forma activa.
Desde este modelo se considera la relación de pareja como la unión de dos personas adultas e iguales, que se relacionan entre sí para cooperar, repartir en lo que tienen de común y respetarse en lo que son diferentes. En estas relaciones existe una interdependencia. Cada uno depende de igual manera del otro, sin que sea una situación limitante.
Si nos estamos relacionando desde este modelo, aceptamos los comportamientos del otro y respetamos su individualidad. No asociaremos las diferencias que tengamos en intereses, valores, o inquietudes a ausencia de amor o distanciamiento, si no que tendremos muy en cuenta nuestras diferencias individuales.
Una característica fundamental de una buena relación de pareja es la capacidad de resolver conflictos de forma satisfactoria para ambos. De esta manera, la negociación no se convertirá en una lucha de poder en la que podamos sentir que perdemos, sino que nos orientaremos a trabajar en equipo. Cooperando y sintiendo compromiso.
Desde esta negociación, será posible que ambos obtengamos aquello que queremos, teniendo en cuenta que si recibimos, es porque también estamos dando.
Así nuestra disposición para «cambiar», se vive de forma más positiva. Estaremos haciendo cambios con los que estemos de a gusto, ante todo para nosotros, para trabajar nuestra flexibilidad y además conseguiremos hacer más feliz a nuestra pareja. La consecuencia será un beneficio mutuo a largo plazo.
Cualquier problema que tenga una pareja, tendrá implicaciones para ambos. Por lo tanto, es necesario que sea considerado como algo mutuo. La colaboración será fundamental.
En las relaciones de pareja podemos distinguir varias fases que se atraviesan y que es interesante conocer, ya que de forma natural, pasaremos por múltiples momentos de crisis en pareja.
En estos momentos, podremos valorar aquellas crisis como algo irresoluble o como una oportunidad de cambio positivo, en la cual somos protagonistas.
Estas fases son las siguientes:
Los principios básicos que valoraremos para hacer que este modelo adulto funcione serán:
Prioridad pero no exclusividad: la relación de pareja no nos impidirá poder relacionarnos y atender a otras personas importantes para nosotros.
Flexibilidad de roles: una pareja irá pasando por situaciones concretas. En cada una de ellas, iremos adoptando roles complementarios. Nos iremos adaptando el uno al otro en función de las situaciones.
Igualdad de valor: los dos miembros de la pareja valen lo mismo. Cada persona tiene un valor intrínseco por el simple hecho de ser persona, de estar vivos. Cuando se comparte algo, se vive con amor y se afianza el vínculo. Sin embargo, si algo no se comparte es necesario vivirlo con respeto y valorar esa diferencia.
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