Vale, igual con una sonrisa no vuelves exactamente, ¿verdad?. Estoy exagerando. Por mucho que quieras, volver, suele costar. Por ello, a continuación, te voy a contar varias ideas para que tu adaptación sea la mejor posible.
¿Me acompañas?
Esto es así.
Al volver a la rutina después de unas semanas de vacaciones es posible que experimentes síntomas asociados ansiedad, tristeza, enmarcados dentro de lo que se conoce como Síndrome postvacacional.
Tanto hablamos de este síndrome, que casi volvemos a casa anticipándolo ¿Verdad?.
Si te has observado, habrás visto que los primeros días de vuelta, puedes experimentar además de ansiedad y tristeza, sentimientos de apatía, dificultad para conciliar el sueño o rechazo a tu actividad laboral.
Es normal.
Y lo esperado es que estés así unos días, un par de semanas, hasta que te habitues a tu día a dia.
Existen factores que influyen y modulan el grado en el que experimentas esta sintomatología.
Seguro que ya sabes unos cuantos:
Puede ser incluso que tus mejores vacaciones hayan ido seguidas de peores adaptaciones a la vuelta.
Entonces, ¿Qué influye en tu adaptación y cómo puedes prevenirlo?
Uno de los factores que influye en que nos cueste volver es la pérdida de tiempo personal y de actividades placenteras.
Durante vacaciones administras tu tiempo. TODO tu tiempo es para ti y los tuyos, para tomar decisiones sobre qué cosas te hacen sentir bien, sobre cómo quieres vivir tu día a día.
¿Cómo no vas a echar de menos estos momentos?
Si lo piensas, lo que sientes es una combinación de volver a una rutina que igual no te agrada del todo, con la pérdida de aquello que te hace sentir bien.
Asocias volver a casa con decir adiós a esa playa que tanto te relaja, a ese tiempo que tenías de siesta o de lectura, a esos amigos que viven lejos.
Mi pregunta es, ¿Realmente la vuelta a la rutina tiene que suponer decir adiós a estos momentos? o ¿Es posible que alguna de esas actividades “nutritivas” de las vacaciones puedan seguir en tu día a día?
Piénsalo
Vamos allá con 4 pautas para sobrevivir al síndrome postvacacional.
El descanso se anticipa. Llegando la primavera, probablemente ya estés pensando y compartiendo dónde vas a ir, ya tienes hecha tu reserva y mentalmente estás planificado el viaje. Visualizas planes de ocio, alternativas de disfrute para cada día.
Yo me pregunto ¿Dejas de hacer esto al final de vacaciones?.
Te propongo que celebres tu vuelta, observando que aspectos positivos tiene que vuelvas a tu rutina.
Si has vuelto a casa y lo primero que has hecho es mirar el calendario en busca de las siguientes fiestas y puentes, no eres la única persona. ¿Has hecho la cuenta de días y has pensado que no tienes vacaciones hasta …?. ¡Muchos lo hacemos!
Es porque las vacaciones son el periodo en el que te aseguras que realmente vas a poder descansar, dormir, desconectar.
¿Que tal si buscas un hueco en la agenda para que estas necesidades estén cubiertas durante el año?. Igual no se cubren como en vacaciones, pero que no pases de dormir 9 horas a 6..
Cuando propongo esto a mis pacientes me suelen decir que eso es un objetivo casi imposible. Se ríen, me dicen, “ufff…que difícil lo veo”.
Te animo a que te retes y busques lo que llamo “globos de oxígeno” o “ventanas al verano” cada semana.
Que estés pendiente de que ese vaso de estrés y malestar se mantenga estable, sin rebosar.
Que sientas que las vacaciones serían deseables pero no una necesidad imperiosa, porque estás llevando tu día a día con conciencia y descanso.
Muchas personas vivimos la vuelta de vacaciones como el verdadero inicio del año. Si a ti también te pasa, y en este tiempo de descanso has:
La vuelta es el momento perfecto para materializar esas ideas y darle forma. Esto te ayudará a tener una estructura. Si vuelves y tienes en la mente aspectos básicos como horarios, actividades, horas de sueño, volverás con retos por conseguir y por tanto con un poquito más de ilusión.
Muy importante, gestionar tu energía. Regula cómo te enfrentas a tus obligaciones. Si empiezas el primer día con la exigencia a tope es fácil que te quemes pronto.
Si te encanta nadar, lo más posible es que no puedas ir a la playa en un tiempo, pero ¿Verdad que puedes ir a clases de natación y sentir esas sensaciones tan placenteras de relajación, flotar, dejarse llevar…?
Permítete tener esos hábitos veraniegos en tu tiempo personal. Piensa en los momentos que te hacen feliz y practícalos.
Lee, viaja, relaciónate, visita a tus amigos, nada, relájate, ¡Disfruta de tu regreso!
PD: Como cada persona es un mundo, también lo es la forma en la que vivimos este periodo de adaptación. Existen mil formas de vivir y sentir y esto nos habla de la importancia de nuestra percepción y vivencia del cambio.
Por lo que yo te animo a que observes cómo vives la vuelta de vacaciones, y te des lo que necesitas.
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